El Facebook peruano

Hace algunos años, precisamente el 2011 luego de que Facebook abriera sus rejas para cualquier hijo de vecino que no iba a las universidades de “Ivy League” se anotase, un grupo de intrépidos jóvenes encabezados por Yeison Flores, se propuso preguntar a los habitantes de este país ¿qué hases hoy por el Perú?, y así reunir a un millón de amigos peruanos. Lo sé, te recuerda al “Hola, k ase”, pero no, la falta de ortografía existió tal cual en este portal.

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Los precursores de los pregoneros digitales de hoy, en su momento, hicieron escarnio de esta iniciativa, como se puede ver en una entrevista que hizo al fundador el diario El Comercio. Este portal logró reunir a 50 mil peruanos, ávidos por sentirse peruano y hablar con otros peruanos. Sin embargo, y sin nadie notarlo, hasta hoy que te lo contamos aquí en Quinpu; y muy a tono con el ritmo de adopción y copia tecnológica que se ha dado en el país después del fiasco comunista del 60, Facebookperuano.com no había sido el original e innovador jardín enrejado o vallado más grande de Perú.

Once años antes, el temido año 2000, junto con el cambio tecnológico y el apagón del milenio, entre otras cosas, el verdadero Facebook peruano arrancó en la súper carretera de la información mediante un portal que contaba con una sección de información sobre sus productos y servicios, una sección de noticias que integraba desde otro portal conocido, publicidad de productos y servicios relacionados y lo más importante, la posibilidad de darte de alta y así participar de todos los beneficios de esta plataforma cerrada.

Cuando eres miembro de la plataforma tu vida se facilita. Esto, obviamente, a causa del efecto de red, y otras palabras que los últimos años han sido difundidas por los pregoneros digitales y que no voy a repetir por un asunto de salud pública. Si quieres ir por la vida de manera relajada, el auténtico Facebook peruano lo tiene todo para ti. Puedes repartir la cuenta con tus amigos desde el móvil sin necesidad de pedirles sus números de cuenta, puedes pedir prestado unos cuantos soles para las cervezas lo que pagas al volver a la oficina, o al acercarte a algún cajero. Tienes a todas las empresas, universidades, colegios, y proveedores de servicios con los que interactúa tu yo agente económico, y con solo unos clics solucionas tu quehacer financiero del día a día.

No formar parte de esta red te hace la vida inútil y miserable. Si quieres hacer algunas de las cosas que pongo arriba, debes pensarlo dos veces, puesto que tú no eres miembro con una cuenta en esa red. Y, aunque, existen los intermediarios y conexiones con el resto del mundo, cada uno de ellos te cobra su tajada, puesto que no son lugares de caridad. Si tienes que pagarle a alguien que solo tiene cuenta en BCP, o bien haces una transferencia interbancaria, o bien tienes que desplazarte a un agente que también sea de la red. Ambas con costo, alto o bajo, dependiendo de lo que valores más en tu vida. Si quieres repartir la cuenta con tus colegas, no puedes. Debes retirar efectivo o apelar nuevamente a la confianza para que “te cubran” y “luego te doy”, pedir un número raro llamado CCI y calcular tu parte para decirle al mesero que divida la cuenta entre tu y el resto, esa gente que paga con lo que tiene siempre a la mano.

La vida es aún más miserable si estas del otro lado del mostrador y vendes algo. Si no tienes una cuenta en BCP para recibir pagos, olvídate de hacer crecer las ventas y todos esos beneficios con los que te ametrallan en la publicidad de la tele. Muy parecido a cuando, por fin, invitas a la chica que te gusta a comer e insinúas que quieres que ella pague su parte de la cuenta. O sea, prepárate para el ramen en solitario no más.

Son pocos quienes logran escapar del sistema y ver la realidad, son muchos los que están dentro de él y no se dan cuenta, querido miembro de Quinpu. Desde aquí te brindamos una píldora roja diaria que puedes tomar o dejar. Hasta pronto.

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Gracias a esto el banco se embolsa importantes ganancias año a año.

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