Francisco Rosales es notario en Sevilla y se considera incapaz de programar un “contrato inteligente”. Ha escrito un artículo sobre el tema donde esencialmente concluye lo que aquí se ha mencionado en más de una vez.
El extenso artículo concluye, con fundamento legal, que los contratos no son inteligentes y menos contratos.
¿Por qué el smart contract o la máquina expendedora no es contrato?
Pues porque son simples programas o máquinas, en definitiva, meros soportes.
No soy yo quien niegue que el código fuente de un programa es fuente del derecho, pero una cosa es el contrato y otra la programación del mismo.
Como Notario estoy más que acostumbrado a redactar contratos, y tengo claro que los contratantes son quienes comparecen ante mi, y que conforme al artículo 147 del Reglamento Notarial yo me limito a dar forma a su contrato.
También señala:
El smart contract no crea nada, salvo el mero cumplimiento del contrato, en los términos en los que dicho contrato se haya celebrado y tal como haya sido programado, en definitiva, no son programas inteligentes, sino obedientes.
Otra cosa es que los avances en el machine learnign e inteligencia artificial puedan provocar en el futuro otras figuras, pero por ahora y por más que cuando compras la máquina te dice “su tabaco gracias”, por más que digas de nada, no va a haber conversación entre tu y la máquina.