En mayo de 2025, el Banco de Crédito del Perú (BCP), uno de los pilares del sistema financiero peruano, ha captado titulares con su proyecto «Criptococos», un piloto para explorar criptoactivos, inicialmente asociado a la compra y venta de Bitcoin. Confirmado por Diego Cavero, gerente del BCP, el proyecto es real, pero su enfoque exploratorio, la ausencia de una resolución pública de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), y un nombre que evoca una infección fúngica grave han generado confusión. En la era de las redes sociales, la excesiva cautela en la comunicación del BCP y la SBS, sumada a un término desafortunado, amenaza con desatar bulos sobre Bitcoin y el banco, poniendo en riesgo la percepción de esta iniciativa innovadora.
Un inicio confuso: De un portal desconocido a la confirmación oficial
La noticia irrumpió el 25 de abril de 2025, cuando un «medio» de nicho en fintech, reportó que la SBS autorizó al BCP a realizar un piloto de compra y venta de Bitcoin, limitado a 5,000 usuarios y con un custodio externo para gestionar claves privadas. El informe, basado en un supuesto «documento de aprobación», carecía de detalles clave, como el número de la resolución, y está restringido a suscriptores «Pro», lo que dificultó su verificación. Medios como La República, El Popular, y Perú Retail, junto con publicaciones en X de cuentas como whatsupcripto y peruretail, amplificaron la idea de que el BCP se convertiría en una «casa de cambio de Bitcoin». Sin embargo, la falta de confirmación oficial de la SBS o el BCP generó escepticismo, evocando rumores sobre criptomonedas, como el caso del general Pedro Baños, quien difundió una falsa vulnerabilidad en Bitcoin.
El 5 de mayo de 2025, el diario Gestión disipó dudas al citar a Diego Cavero, quien confirmó que «Criptococos» es un proyecto real, pero no una oferta comercial inmediata. En lugar de centrarse en la compra-venta de Bitcoin, el piloto busca entender la tecnología blockchain y criptoactivos, con potencial para escalar a un servicio masivo si los resultados son positivos. Esta declaración, respaldada por un medio financiero de prestigio, descartó que la noticia fuera un bulo, pero reveló que los informes iniciales exageraron el enfoque en Bitcoin, generando expectativas erróneas.
El nombre «Criptococos»: Un error de mercadeo con consecuencias
El nombre del proyecto, «Criptococos», es uno de los aspectos más controvertidos. Inspirado en el producto existente del BCP, «Cocos y Lucas» —que permite cambiar dólares («cocos») a soles («lucas») con un tono coloquial peruano—, «Criptococos» parece un intento de mantener una estética de marca accesible, combinando «cripto» con «cocos». Sin embargo, el término es un error estratégico por su similitud con criptococosis, una infección fúngica grave causada por «Cryptococcus neoformans», asociada a pacientes inmunosuprimidos, como aquellos con VIH/SIDA.
Esta coincidencia tiene implicaciones serias:
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Rechazo en el sector médico: Profesionales de la salud, familiarizados con la criptococosis, podrían percibir el nombre como frívolo o insensible, generando críticas o burlas que afecten la reputación del BCP.
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Confusión pública: El término no aclara si el proyecto se centra en Bitcoin, monedas estables, o «blockchain» en general, alimentando malentendidos sobre los objetivos del piloto.
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Pérdida de seriedad: Para un proyecto regulado bajo un marco estricto, el tono coloquial resta profesionalidad, especialmente en un contexto donde la confianza es crucial.
El BCP debería reconsiderar urgentemente el nombre, optando por uno más técnico y neutral, como «BCP Cripto» o «BCP Blockchain», para evitar asociaciones negativas y proyectar rigor.
Un marco regulatorio sólido, pero sin transparencia
El proyecto «Criptococos» se enmarca en el sandbox regulatorio de la Resolución SBS N° 2429-2021, que permite a entidades reguladas por la Ley General del Sistema Financiero (Ley N° 26702), como el BCP, realizar pruebas innovadoras bajo autorización de la SBS. La norma exige una resolución formal en un plazo de 45-60 días hábiles, pero no obliga a su publicación. Según reportes, el BCP presentó su solicitud en septiembre de 2024 y recibió aprobación en abril de 2025, lo que sugiere que la autorización existe, probablemente como un documento interno.
Sin embargo, la ausencia de una resolución pública en www.sbs.gob.pe o El Peruano, junto con la falta de respuesta de la SBS a consultas formales, crea una percepción de opacidad. Esta falta de transparencia contrasta con el carácter estricto de la regulación bancaria en Perú y alimenta dudas sobre los detalles del piloto, como los activos involucrados (Bitcoin, monedas estables, u otros) y las medidas de mitigación de riesgos. La mención de un custodio externo y un límite de 5,000 usuarios, reportados por el «medio fintech», cumple con los principios del sandbox, pero sin documentación oficial, la información depende exclusivamente de declaraciones e informes periodísticos.
El proyecto no está relacionado con la Resolución N° 02648-2024, que regula a Proveedores de Servicios de Activos Virtuales (PSAV), ya que el BCP, como banco, opera bajo un marco más riguroso supervisado por la SBS.
Cautela excesiva y el peligro de bulos en Redes Sociales
La confirmación de Cavero valida el proyecto, pero la excesiva cautela del BCP y la SBS en su comunicación ha dejado un vacío que las redes sociales han llenado con especulaciones. Publicaciones en X, como las de Gestión el 5 de mayo de 2025 («BCP será muy prudente con los que decidan invertir en bitcoin»), refuerzan la percepción de que «Criptococos» es un proyecto centrado en Bitcoin, cuando su enfoque es más amplio y técnico. Esta ambigüedad, combinada con el nombre problemático, crea un terreno fértil para bulos en un entorno donde la información se viraliza rápidamente.
Los riesgos de rumores incluyen:
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Expectativas infladas: El público podría asumir que «Criptococos» es un servicio de cambio cripto-fiat operativo, generando decepciones o especulaciones financieras cuando se revele su carácter exploratorio.
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Críticas por el nombre: La asociación con criptococosis podría provocar memes, críticas, o rechazo, especialmente en comunidades médicas, dañando la imagen del BCP.
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Narrativas erróneas: La vaguedad del proyecto podría alimentar rumores sobre los riesgos o beneficios de criptoactivos, similares a los que han afectado a Bitcoin en casos como el de Baños.
La era de las redes sociales exige transparencia y claridad, especialmente para proyectos innovadores en sectores regulados. La cautela del BCP, aunque comprensible dado el marco regulatorio y los riesgos de los criptoactivos, ha amplificado la confusión, permitiendo que reportes imprecisos y nombres mal elegidos dominen la narrativa.
Conclusión: Innovación con un coste de comunicación
El proyecto «Criptococos» representa un paso audaz del BCP hacia la exploración de blockchain y criptoactivos, respaldado por el sandbox regulatorio de la SBS. Sin embargo, la ausencia de una resolución pública, la elección desafortunada del nombre «Criptococos» —con su inquietante similitud a una infección fúngica—, y una comunicación excesivamente cautelosa han generado confusión y abierto la puerta a posibles bulos. En un contexto donde las redes sociales magnifican rumores, el BCP debe actuar con rapidez para:
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Emitir un comunicado oficial que detalle el alcance, objetivos, y activos involucrados en el piloto.
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Cambiar el nombre «Criptococos» por uno profesional que evite asociaciones negativas y refleje seriedad.
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Coordinar con la SBS para transparentar el proceso regulatorio, incluso si la autorización permanece interna.
Sin estas medidas, el proyecto arriesga quedar opacado por malentendidos, dañando la confianza en el BCP y alimentando especulaciones sobre Bitcoin en un mercado ya propenso a rumores. La innovación en criptoactivos es prometedora, pero requiere una comunicación clara para prosperar en la era digital.
Nota: Este artículo refleja la información disponible al 5 de mayo de 2025. Se recomienda monitorear los canales oficiales del BCP (@bcpcomunicaciones) y la SBS (@SBSPERU) para actualizaciones sobre «Criptococos» y posibles resoluciones.