Crónica macarra: Perú 0 - Brasil 1

¡Pero qué haces! pareció sonar en la nebulosa capital y en todo el territorio nacional, y mundial. Lo venía haciendo bien, de acuerdo a sus posibilidades, sin creerse más ni tampoco menos que el rival. Había logrado lo más importante: fastidiar. Picar al rival para que salga del juego. En muchas facetas de la vida, más que los conocimientos o preparación física o intelectual, importa mucho la cabeza. El no perderla por una distracción, un capricho. Un entusiasmo banal, que así como llega, se va. Esas cosas que ocurren cada tanto pero no perduran, como los complementos en la comida. Esas apetitosas papas fritas con sabe Dios qué aceite, que no es de oliva o grasa animal. Mucha gente empieza comiendo éstos y deja para el último la ración principal, la más nutritiva. En ese momento probablemente ya esté casi satisfecho y tenga menos ganas de comer lo que más le aporta. Un sinsentido, pero que pasa.

La lluvia había caído en la capital durante la madrugada del catorce. Estos eventos vuelven un poco más depresiva, apocalíptica, al espíritu capitalino. Que hay que abrigarse. Que es momento de aplicarse no sé qué vacuna. Que hay que beber cosas calientes, que las siete sopas. Solo un limeño de la zona urbana es capaz de ensombrecer su existencia de acuerdo al vaivén de la neblina que funge de falso techo de la capital. En esto, quizá, se asemeje al habitante de los países bajos. Y por eso, también quizá, haya adoptado la bebida de cebada y lúpulo tan efusivamente para sobrellevar sus circunstancias. En muchos casos, no bebe como acompañamiento o después de la comida, como la gente de bien. Bebe para olvidar, para «borrar casete», como dirían los nacidos después de Maluma.

Algunos, ensimismados en sus limitaciones, apuestan a que jugar en altura representaría una potencial ventaja para el equipo de la FPF. Argentina y Brasil año a año demuestran que cuando eres profesional, no hay localidad que valga. Llegan sus jugadores de Europa y se plantan en La Paz para ganarlo. Hace un tiempo me argumentaron que si Cristiano Ronaldo jugase en la liga cero, no triunfaría como lo hizo en «LaLiga», que le costaría muchísimo. Dejando de lado circunstancias y mediocridades, digo yo, si la liga cero fuese una liga capaz de tener este tipo de profesionales, ellos se prepararían de acuerdo a tal realidad y no tendrían problema en desarrollar todo su potencial físico y de destreza en el juego. Vengan de donde vengan y tengan el fenotipo que tengan. Una demostración de esto son los atletas que se preparan en Huancayo para competir en cualquier maratón del mundo. Y vaya logros que han conseguido. Lo que pasa es que en el fútbol hay muchos otros factores en juego.

Previo al día del partido había salido Matheus Cunha a dar la conferencia de prensa en perfecto español, al igual que muchos de sus compañeros después del mismo. Pero, hay otros extraviados que dicen que el futbolista debería de saber inglés desde menores. Quizá lo dicen por la comisión que esperan facturar, pero la realidad es que si juegas en la «Bundesliga» tendrás que ir al «Aldi» o al «Musikmarkt» de compras. O si juegas en la «Eriedivisie» a ver si tienes suerte con la cajera de «Jumbo» o «Albert Heijn» con «tu inglés».

Días antes muy pocos que se mojaban para dar por ganador a Perú. Era obvio que sería complicado. El más optimista afirmaba que ojalá consigamos un empate, ojalá, Dios mediante. De modo que aunque con ese punto de partida poco había que decir, se las ingeniaron para dar horas y horas de «contenido» hablando del partido. O sea, de la evidente derrota que estábamos a punto de presenciar. Quizá el clima había influido en tal situación. No os sorprenda, pues este es el modo de vida del capitalino, como antes descrito. Finalmente, la desidia se transformo en rabia, al ver como una situación favorable se echa a perder por un capricho. Ojalá que no se pierda esa rabia. Antes de Rusia era puro derrotismo. Peredo mostró un camino distinto, nunca habló en contra del equipo. Hoy, hay rabia. Una rabia en base a hechos, a verdad. Señal de mejora.