Crónica macarra: Perú 1 - Venezuela 1

En las eliminatorias hay que eliminar, pero también sumar. O, dicho de otra manera, sumar para eliminar. Dejar atrás a tus rivales deportivos a base de números. Parece que volvemos a las épocas de lo matemáticamente posible. Precisamente, en ese mundillo existe un libro referente denominado «El hombre que calculaba». El autor brasileño, que usa un seudónimo árabe, narra las aventuras de un matemático que va resolviendo situaciones difíciles del mundo real utilizando sus conocimientos. El equipo de la FPF se enfrenta al hombre que no podía decidirse. No es que diga una cosa y haga otra. No es que quiera despistar al rival siendo sarcástico, no. Simplemente no puede decidirse por algo y ver sus resultados. Una tarde va de traje, la otra de futbolista, la siguiente de rapero envejecido de los años 90. Una mañana pide pan, la siguiente pide vino, dos días después pide café y la siguiente mañana pide aceitunas, porque sintió que en los desayunos anteriores le ha faltado algo. Que pudo ser mejor. Más como a él le gusta. Pero ¿qué le gusta señor?, repetimos como el camarero los 33 millones de peruanos.

El partido lo ha visto usted. Todos y cada uno de los talentos del periodismo deportivo creyeron que hubo un bajón del equipo de la FPF en el segundo tiempo. Que el primero lo «jugaron bien». Que los chicos demostraron desparpajo, «conchudez» por estos lares, a diferencia de los más grandes que ya no están al nivel. Efectivamente. Ninguno estuvo a nivel. Hablemos de fútbol. Venezuela no tenía ningún problema en ubicarse en posición de gol en cuatro o cinco toques. Esto lo hizo el equipo de la FPF en una ocasión y le salió un gol. Hacer piruetas no es fútbol. Quizá es más propio de un circo. Venezuela jugaba al espacio, que significa principalmente mover los hombres correctos al lugar adecuado para generar esos espacios. No es solo velocidad. Es saber a dónde ir. Así es. Saber. Los troncos que puso por banda no saber jugar de esa manera. Nunca lo han hecho. Por eso juegan donde juegan. Venezuela tiene un fútbol de nuestra época. Quizá todavía les falta un poco de astucia pero van por buen camino. Aunque Soteldo puede driblar a 10 seguidos no lo hace. Porque la técnica y el lucimiento no son para el aplauso, sino para conseguir ubicarte en posición de gol. Una vez que estas en posición de gol, tu trabajo está hecho y solo debes tener gente que pueda concretar. El equipo de la FPF no tuvo ni lo uno, ni lo otro. Quispe volvió al Quispe pre-Fossati. Tenía que bajar a buscar la pelota y allí quedarse. No se aprovecha su destreza con el balón para ubicar al equipo en posición del gol. Su símil venezolano iba por todo el campo, pero no porque podía, sino porque debía. Gracias a eso con tres o cuatro toques se colocaban en posición de gol. Gol, amigos. Que Dios los ampare, al igual que a la Argentina, pues se vienen tiempos de crisis y esta gente no los ha vivido. Veremos de qué están hechos.

Me da mucha lástima cuando oigo a los jugadores decir que las cosas mejorarán trabajando. Cuando alguien dice una mentira se cree que engaña al público, pero de tanto repetirla quien termina tomándola por verdad es el que miente. Digo yo ¿trabajando qué? si están dos tardes en la VIDENA. Ni hablar de los que vienen de la liga local que, aunque pasen un par de tardes más allí, no juegan. ¡A otro perro con ese hueso!

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