El ceviche será ceplastiche

Una de las cosas que ocurren en casi todos los países, sin excepción, es que su gente cree que tienen lo mejor de algo. Sea recursos naturales, marinos, producto agrícola, himno nacional, etc. Estos mitos se van construyendo por algún comentario foráneo, alguna nota o crónica periodística precursora de las noticias fábula, y así.

En el Perú, por ejemplo, alguno de los mitos son que tenemos “el segundo” himno nacional más hermoso, luego del francés; la mejor gastronomía, el mejor algodón, es un mendigo sentado en un banco de oro, el mar más abundante, el mejor café del mundo, que es una cultura milenaria, etc. No voy a explicar todos. Sin embargo, no se conoce que exista un concurso o parecido de himnos nacionales, que para empezar se trata de música cuya apreciación siempre es subjetiva. Ciertamente el Perú tiene muchos recursos naturales que se deben aprovechar cuando haya la oportunidad. Más allá de la minería y la moraleja, que no corresponde a Raimondi, la frase apunta más a que está en los propios peruanos el aprovechar estos recursos para salir de la pobreza, cosa que ha ido pasando las últimas décadas. Finalmente, las poblaciones prehispánicas no han formado una secuencia histórica como es en occidente desde Grecia hasta hoy, sino que han habido periodos donde algunas ha estado vigentes por varios años y se han formado en diferentes áreas del actual territorio para luego desaparecer, siendo los incas los últimos y que menos han durado con 200 años.


De todos estos mitos uno sí tiene sustento relativo y es que el algodón peruano variedad pima, que así como la trucha, ha sido traído de Estados Unidos en una versión procedente de Egipto y que ha sido modificado para adaptarse al clima de Piura; tiene propiedades y características que lo hacen uno de los mejores en calidad apreciada en diferentes países. Estas propiedades principalmente se dan en cuanto a su suavidad al contacto con la piel, su resistencia aún más apreciada en estos tiempos de máquinas de lavar, y en duración de las prendas de vestir. Una de sus falencias es que es poco productivo. Es decir, de un metro cuadrado de plantación se obtiene siempre el mismo peso de producto. Otra variedades de algodón producen más producto por metro cuadrado pero de muy inferior calidad, por ejemplo, si ha alguna ropa de baratija en EE.UU. posiblemente esté elaborada con algodón de Centro América o Asia.

Con la invención de los derivados del petróleo surge el poliéster en el siglo XIX. Este material que en esencia es un plástico se ha utilizado desde entonces progresivamente en su forma de fibra como una alternativa al algodón y que tiene como virtud al final del día el ser más barato. Con esto ha llegado a las casas la ropa de plástico. Estos productos son baratos de producir y se pueden vender a un precio que deja buenas ganancias en toda la cadena, como todo lo que es plástico. Sé de esto pues mi padre se dedicó buen tiempo al sector textil.

El resultado de lo anterior son millones de prendas generalmente para poco uso que se tienen que lavar en algún momento. Si usted no lo sabía, toda esa agua que tira la lavadora o el fregadero llega al río o al mar. Aunque también llega directamente plástico por obra y gracia de algún enajenado, el problema surge cuando en el proceso lavado, como es normal en cualquier tipo de fricción, se desprenden fibras o partículas de la misma. Estas partículas han llegado al mar y su flora y fauna.

Los peces que muy hábiles no son, comen estas partículas y vaya uno a saber lo que ocurre con ellas en su organismo pues es un tema del que recién se está tomando conciencia y todavía se realizan las investigaciones para conocer sus efectos. Lo que se va conociendo es que en algunos casos el plástico ha modificado sus hormonas o han ocasionado cambios genéticos. Como el hombre desde hace miles de años ha aprendido a consumir también productos del mar, lo que recibe ahora es esto (ver documental de 2 minutos).

Debe comprender, sea fanático de la comida marina o no, que no existen zonas ajenas a este problema pues en el mar existen corrientes, que son equivalentes a los ríos, y que está en constante movimiento por lo cual eventualmente el plástico tirado en un punto va a llegar a este remoto lugar o a alta mar. La moraleja es que antes de comprar ropa de plástico piense también en lo que consume y tome conciencia sobre eso y deje la pobreza.

Como punto final debo mencionar que en este caso la carne de vacuno se muestra extremadamente superior, puesto que ninguna vaca va a comerse el plástico o algún nuevo material que inventemos y que eventualmente encuentre por allí. Es más, la carne producida para consumo humano se cría en su mayoría en grandes espacios controlados y no en un territorio abierto o con pastoreo itinerante. El pez, en este caso, se come lo que le cae del cielo, literal.

Los peces como tilapia, basa y otras especies que se crian en granjas en la proximidad costera están más expuestas

1 me gusta