El futuro de las vías en la era posfósil: un dilema de infraestructura y adaptación

La transición hacia un mundo sin combustibles fósiles plantea desafíos inesperados más allá de la energía. Uno de los más críticos es el impacto en la brea, un subproducto del refinado del petróleo esencial para el asfalto de las carreteras. A medida que los vehículos eléctricos reemplazan a los de combustión interna, la reducción en la demanda de petróleo podría encarecer o escasear la brea, afectando el mantenimiento de las vías. Este artículo resume una discusión profunda sobre este dilema, comparado con el clásico «¿qué fue primero, el huevo o la gallina?»: ¿se deteriorarán antes las carreteras o desaparecerán los coches de combustión? Además, exploramos cómo los fabricantes de vehículos eléctricos chinos, como BYD, y las autoridades podrían responder a este desafío.

El dilema: ¿vías deterioradas o fin de los combustibles fósiles?

La brea, un residuo del refinado del petróleo, es clave para el asfalto que pavimenta nuestras carreteras. Con metas como la prohibición de ventas de coches de combustión en la Unión Europea para 2035, la demanda de petróleo disminuirá, reduciendo la producción de brea. Esto podría encarecer el mantenimiento vial, llevando a carreteras en mal estado antes de que los vehículos de combustión desaparezcan por completo. La discusión concluyó que el deterioro de las vías es más probable que ocurra primero, especialmente en regiones con presupuestos limitados o climas extremos, con señales visibles antes de 2030 si las refinerías empiezan a cerrar.

Alternativas al asfalto tradicional

Una solución obvia es reemplazar la brea con materiales alternativos. Se exploró el bioasfalto basado en lignina, un componente de la biomasa vegetal, probado en los Países Bajos en carreteras como la N987 en Groningen. Aunque prometedor, enfrenta desafíos: su durabilidad a largo plazo es incierta, la escalabilidad es costosa y la variabilidad de la lignina complica la estandarización. Además, un aumento en la demanda de lignina podría replicar problemas históricos del caucho, como la deforestación o la competencia por tierras agrícolas. Otras opciones, como plásticos reciclados o concreto geopolímero, también están en desarrollo, pero ninguna estará lista masivamente para 2030, lo que refuerza la urgencia de actuar con recursos actuales.

Respuesta de las autoridades y conductores

Frente a un deterioro inminente de las vías, las autoridades (gobiernos locales, nacionales o agencias de transporte) deben priorizar el mantenimiento preventivo usando brea existente, ampliar el reciclaje de asfalto (como el Reclaimed Asphalt Pavement) y experimentar con materiales alternativos. También pueden reducir la presión sobre las carreteras promoviendo transporte público y movilidad urbana. Los propietarios de vehículos, por su parte, deberían optar por modelos con suspensiones robustas, ajustar rutas para evitar vías dañadas y presionar a las autoridades para que actúen. Estas medidas, aplicadas antes de 2030, podrían mitigar el impacto mientras maduran soluciones a largo plazo.

El papel de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos

Un giro interesante en la discusión fue el avance de fabricantes chinos como BYD, cuyos sistemas de suspensión inteligente (DiSus) ofrecen estabilidad excepcional en condiciones adversas. Demostraciones en plataformas como X, donde vehículos como el Yangwang U9 manejan terrenos extremos, sugieren que estos fabricantes podrían estar anticipándose al deterioro de las vías. Estas suspensiones no solo mejoran la experiencia de conducción, sino que refuerzan la seguridad en carreteras con baches o grietas, posicionando a los vehículos eléctricos chinos como una solución práctica y competitiva frente a marcas premium como BMW. Aunque no resuelven la escasez de brea, estos avances mitigan el impacto de las vías en mal estado, ofreciendo una ventaja estratégica en un mundo en transición.

Conclusión

El dilema de las vías y los combustibles fósiles no es un simple «¿qué fue primero, el huevo o la gallina?», sino una carrera contra el tiempo. Las carreteras probablemente se deteriorarán antes de que los coches de combustión desaparezcan, pero con acción coordinada de autoridades, conductores y la industria automotriz, el impacto puede suavizarse. Mientras el reciclaje y el mantenimiento preventivo compran tiempo, innovaciones como las de BYD muestran cómo la tecnología puede adaptarse a un futuro incierto. El desafío es claro: actuar ahora para que las vías no se conviertan en un obstáculo en la ruta hacia la sostenibilidad.

Alcaldes de la mancomunidad de Lima Sur firman un acuerdo con la empresa estatal Petroperú para usar los productos de la refinería en el asfaltado de las calles de esos distritos de Lima.