Resulta que al ser un medio de pago electrónico, Yape, también está sujeto a las falsificaciones. Cuando uno realiza una transferencia a otra persona se genera una pantalla que funge de comprobante de transacción. Digo funge porque no tiene todos los elementos necesarios para ser un comprobante como tal. Esta pantalla, que a menudo se comparte en las aplicaciones de mensajería, tiene, además del logo, el monto de la transacción, el nombre completo de la persona, la fecha de transacción y un texto de descripción de referencia y no mucho más. No existe un código de transacción o número de operación o similar, al que hacer referencia para validar que se trata de una operación auténtica.
En Internet, a modo de broma, asumo, se han creado páginas que producen una imagen como la que se muestra arriba con la peculiaridad de que los datos los ingresa uno. Es decir, para la broma o para la estafa, se falsifica una pantalla de móvil para compartirla con terceros. En tiempos de QR, blockchain, innovación, etc; y con al éxito que tiene esta aplicación convendría que se agreguen elementos de identificación y comprobación de la autenticidad de las transacciones.
Tengamos en cuenta de que así como las noticias bulo solo necesitan un titular y una imagen para que se circulen y la gente se quede con el mensaje, sin ahondar en el detalle; las transacciones bulo también se aprovechan de este efecto que causa el móvil en nosotros. Muchas personas no revisan su aplicación para verificar que, efectivamente, han recibido la transacción. Lo digital tiene sus ventajas para todos, pero también tiene la gran desventaja de ser virtual, es decir, intangible. No se puede tocar un recibo de papel que tiene todos los elementos que identifican una transacción.