Un cuento chino

Iba por la vida taciturno y con el deseo, la llama interna, de querer cambiar el mundo. Sin embargo, la sociedad no se atenía a sus capacidades. Lo miraban como uno más, a veces lo confundían con el que traía el periódico. Eran ya cuatro años de haber hecho aquella pasantía después de graduarse.

Una noche, enfrascado en sus ideas, caminando por su ruta habitual de regreso a casa, se topó con un aviso. Te prestamos hasta 1000 soles en 24 horas, solo con tu correo electrónico. ¿Cómo que solo con el correo?, se preguntó. Llegó a su cuarto como una ráfaga y encendió el ordenador. Quería saber más acerca de eso.

Se fue enterando, poco a poco, y de manera obsesiva de lo que pasaba. ¡Claro!, dijo, ¡pero cómo no lo pensé antes!. Esta gente presta dinero que recolecta de otros, por eso ofrece mejores tasas y no asume todo el riesgo. Uso esos términos del argot financiero que había memorizado como hacía con todo lo que le ayudase a lucir como experto, de la judería financiera.

¡Esto puedo hacerlo en tres patadas! exclamó antes de encumbrase a buscar a viejos conocidos que sirvan de cómplices. La idea es hacer una plataforma donde la gente, esa gente, casi gentuza, solicite préstamos y por otro lado también otra gente, menos gentuza, ponga el dinero que los primeros necesitan le comentó al cómplice mientras saboreaba la butifarra.

No asumiremos ningún riesgo, porque seremos una plataforma, esa palabra era importante. Cobramos comisión por cada operación y listo, dinero fácil. En China han aprobado la financiación entre pares, que es el nombre de lo que había descubierto y se proponía a hacer. Esta gente, esa, no tiene acceso al sistema y por lo tanto no tendremos competidores, nadie les va a calificar un crédito, ¡olvídate!. ¡Les estaríamos haciendo un favor a ellos y al gobierno al meterlos al sistema! complemento inflando el pecho.

El 2017 había 8000, sí ocho mil, plataformas de préstamos entre pares en China con 50 millones de usuarios registrados. En solo dos años habían logrado colocar el equivalente de 190 mil millones de dólares. A mayo del 2018, 4700 han desaparecido del mapa y el crédito se ha estancado, lo cual también ha afectado el consumo interno. Los clientes incurrieron en impago o simplemente huyeron con el dinero de los “inversionistas”, que era gente que había colocado sus ahorros con la esperanza de obtener una mejor rentabilidad, sin riesgos. La situación ha llevado a que los prestamistas organicen protestas en el centro financiero de Beijing. A agosto de este año el gobierno está evaluando qué medidas tomar para controlar el fiasco p2p, como se le conoce.

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