Hace un buen tiempo habían comentado de este tema y pues las cosas que pintan mal, usualmente terminan mal. Hace pocos días el diario británico Daily Mail ha publicado un artículo extenso y completo de la historia de la persona, que se hace llamar Dr. Ruja Ignatova, quien ha sido la principal promotora de la estafa de OneCoin, que a la fecha ha captado fondos por más de 3.5 mil millones de libras esterlinas de personas países tan diversos como agricultores de Uganda y trabajadores de Inglaterra.
El artículo tiene datos interesantes y deliciosos al respecto. Como el hecho de que OneCoin llenaba estadios enteros en Inglaterra y otros países de Europa, en los que existía todo un montaje y un discurso propio de la comunicación política, donde se llamaba “odiadores” a quienes se mostraban escépticos con esta “novedosa” propuesta de inversión, y cuyos miembros hacían el sigo de O con los dedos, actitudes propias de movimientos mesiánicos y cultos.
Como otras estafas, esto se ha montado de forma piramidal, de manera que cada persona involucre a su círculo cercano y le anime a invertir. Así, la onda ha ido creciendo en poco tiempo y se ha expandido como el fuego. La promesa de OneCoin era: crearemos una moneda virtual como Bitcoin, pero que sea menos compleja, y esta es su oportunidad de invertir en algo que crecerá en menos de 2 años. La gente que ha “invertido” posiblemente tenga el mismo perfil que la gente que participa de cultos o movimientos, sin prestar atención a lo que significa invertir.
De momento las autoridades están detrás de esta persona con el objetivo de recuperar parte de los fondos, que ya han sido gastados en fiestas de lujo, yates, y propiedades en diferentes ciudades. Se comenta que podría estar en la misma Frankfurt, capital financiera de Alemania, dado los recursos que posee y que bien podría emplearlos en ocultar su identidad.
Sin embargo, lo más increíble es que esta persona ha sido tapa de revistas como Forbes y nominada como gran personalidad de las finanzas en diversos foros de emprendimiento. Por supuesto, ¿quien podría dudar de una persona graduada en derecho por Oxford y con experiencia laboral en McKinsey & Company, nada menos?